Sueño con un mundo en el cual el término “machismo”
se explique como un concepto histórico.
Ahora mismo, y espero que se mantenga el mayor tiempo
posible, estamos hablando de 39 mujeres asesinadas a manos de sus parejas.
No encubramos las palabras diciendo “fallecimiento”
o “muerte”, con las inocentes connotaciones y la inculpabilidad que conlleva,
tratamos con asesinos, y sus motivos no son el Amor, son la obsesión que tiende
a crecer, mezclada con poder e incluso exención de perjuicios fomentados y
nacidos de una sociedad machista.
Y esta mierda de situación no es coyuntural, nace de
la violencia estructural, cuando cada día se muestra a la mujer como un trozo
de carne al que poseer, cuando se buscan unas piernas bonitas en un cuerpo de
plástico, en vez de un cerebro vivaz, despierto, de doble filo, de acero.
Estas muertes nacen de personas que desean, pero no
aman y que cuando poseen, olvidan; tirando a la basura su último juguete.
Estoy de acuerdo con aquellos que dicen que piropear
a una tía por la calle es machismo, pues es un acoso permitido por la sociedad,
si de verdad quieres hablar con ella, hazlo, no le grites como hacen los
pastores con sus reses.
El machismo surge en muchas casas, con padres de
mentes cerradas, donde faltan libros y a mí me faltan dedos en las manos para
contar los anuncios donde lo fomentan, aunque, eso sí, en nuestras manos también
está el convertir los puñetazos en caricias.
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